El perro que comió
un alfajor de su mano
Un perro nos sigue.
Yo digo que no va a comerse un alfajor,
pero ella dice que sí.
Cuando se lo da,
el perro casi le saca un dedo.
Es que es salvaje.
Pelo sucio. Flaco y con cicatrices en la cabeza.
Tiene esa belleza que sólo alcanzan las cosas
que no fueron domesticadas del todo.
Esas que te recuerdan que la vida -por suerte-
no es siempre como debe ser.
El perro tiene ojos de carne cruda
y casi le saca un dedo
cuando ella acerca el alfajor
a sus dientes.
Y no es culpa del perro,
yo también quiero comérmela.
El lugar está casi desierto.
El perro mastica como si supiera
lo mismo que sé yo:
Pocas veces llega una muñeca
y te regala
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