Cada vez mejor
Mi viejo murió súbitamente
en el baño de casa,
pero al rato
volvió.
Escuchamos un ruido
y golpeamos la puerta.
Nada.
Cuando abrimos
estaba ahí tirado.
Después llegó la ambulancia
y él reaccionó un poco
y se lo llevaron
al hospital.
Los médicos nos dijeron
todo.
Había estado muerto unos minutos,
pero había vuelto.
No como en las pelis de zombies de Romero,
sino más bien como Víctor Sueiro.
La diferencia era que mi viejo,
cuando volvió de estar muerto,
no dijo una palabra de la luz al final del túnel,
ni de la paz que había sentido,
ni del largo viaje que había hecho.
Él seguía hablando de cosas importantes:
De perros, de caballos y de boxeo.
Mucho tiempo después,
se perfeccionó
en esto de morir.
El cáncer se había
empecinado en dejar una
cáscara vacía
sin ningún rastro
de lo que él había sido,
pero seguía peleando.
Se paraba como podía
y se ponía en guardia,
levantando los huesos de sus puños
con sus huesos,
porque no quedaba
mucho más.
Unas horas antes de morir –definitivamente-,
cuando los médicos
le preguntaron
cómo se sentía,
él les dijo sonriendo:
Cada vez mejor.
Y eso fue todo.
La muerte noqueó para siempre
a
que, supongo,
podría haber peleado
de igual a igual
con Tyson.
y de tal palo ...
ResponderEliminar"a patinar la vida" ;)
El cáncer es una agonía que solo la entienden los que la viven de cerca y ni hablar de sus propios protagonistas.
ResponderEliminarParticularmente cuando me toco estar frente a frente con esta situación, no pude sentir más que indignación de ver como se lleva las cosas que uno quiere tan impunemente.
El único consuelo es saber que ellos ahora conocen lo que nosotros no... y seguramente se la están pasando mucho mejor que nosotros acá