Bailemos
(aunque no sé bailar)
Sí, vamos a hacerlo,
pienso mientras te veo simulando
que bailás en camisón
y sin arreglarte ni un poco.
Como si te estuvieses burlando de todo,
(hasta de vos misma).
No te lo tomás en serio,
porque te sobra
encanto.
Si, quiero que bailemos juntos.
Quiero que nos sacudamos hasta partirnos
y quebrarnos.
y rompernos.
Pienso mientras te espío.
Te movés sobre la cama
siguiendo un ritmo que sólo escuchás vos.
Vas de acá para allá
y dejás todo en blanco y negro.
Ahora sos la femme fatale de algún film
viejo y gastado que sólo proyectaron una vez
en un sótano.
Un film que después prohibieron
porque todos los que estaban ahí sentados
se volaron la cabeza de un tiro al verte.
Sos un poco una mujer
y otro poco
los cerebros de todos los espectadores
desparramados en las butacas.
Sos sangre
en el piso del sótano.
Sangre enfundada en un vestido negro.
Sangre con un poco de carne
que fuma un habano de chocolate,
mientras camina hacia mí.
Te veo venir y tiemblo un poco.
Vos te tropezás pero hacés como que no.
Me mirás fijo y, cuando estás cerca,
me tirás humo de azúcar en la cara.
Una gota de transpiración
me baja por la frente y se me mete en el ojo.
Me arde un poco
pero hago como que no pasa nada.
Bajo la cabeza.
Tu vestido negro tiene un tajo infinito,
como tus piernas dibujadas y largas hasta el cielo.
Quiero comerme las ranas,
los sapos,
los caracoles,
las flores,
las manos
y las plumas de pavo real.
Te miro.
Estoy a punto de morir,
pero no te das cuenta
(o no te importa).
Seguís moviéndote.
Haciéndote la ridícula
Y, así, ridiculizás al mundo.
Y terminás tu habano.
Y terminás conmigo.
Te das vuelta y caminás unos pasos.
Abrís un ropero
más viejo que Cthulhu
y sacás un winco.
Soplás y vuela el polvo.
Me decís que ahí pasó discos el diablo,
cuando festejó su caída.
Me mirás fijo mientras soltás la púa,
que se clava en los surcos del vinilo
y se desliza como tus uñas en mi espalda.
Sí, quiero eso.
Quiero que bailemos juntos.
Quiero que bailemos mucho.
Hasta que la noche se termine.
Hasta que el disco se acabe.
Y quiero que, después,
Sigamos bailando…
…sin música,
sin winco,
sin diablo,
sin amor,
sin horas,
sin infierno,
sin despedidas,
sin ropa,
sin miedo,
sin huesos,
sin días,
sin ritmo,
sin contexto,
sin odio,
sin vida,
sin sangre en el sótano,
sin piedad,
sin vuelta atrás,
sin dolor
y sin nada.
Vacíos de todo.
Menos de nosotros.